Dedicada a todas las mamás
8
de Marzo: "Carta de una madre"
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Queridos todos: Me voy. Volveré cuando
sepáis dónde están guardadas las bolas de naftalina, cuando nuestra casa ya
no tenga secretos para ninguno de vosotros, cuando seáis capaces de descifrar
los códigos de los botones de la lavadora, cuando logréis reprimir el impulso
de llamarme a gritos si se acaba la pasta de dientes o el papel higiénico.
Volveré cuando estéis dispuestos a llevar conmigo la corona de reina de la
casa. Cuando no me necesitéis más que para compartir.
Ya sé que me echaréis de menos, estoy segura. También yo a vosotros, pero sólo desapareciendo podré rellenar los huecos que vuestro cariño me produce... Sólo podré estar segura de que verdaderamente me queréis cuando no tengáis necesidad de mí para comer o para vestiros o para lavaros o para encontrar las tijeras. Ya no quiero ser la reina de la casa, estoy harta, me he cansado de tan gran responsabilidad y he caído en la cuenta de que si sigo jugando el papel de madre súper no lograré inculcaros más que una mentalidad de súbditos. Y yo os quiero libres y moderadamente suficientes y autónomos.
Ya sé que vuestro comportamiento conmigo
no es más que un dejarse llevar por mi rutina; también por eso quiero poner
tierra por medio. Si me quedo, seguiré poniéndoos todo al alcance de la mano,
jugando mi papel de omnipresente para que me queráis más.
Sí, para que me queráis más. Me he dado
cuanta de que todo lo que hago es para que me queráis más, y eso me parece
tan peligroso para vosotros como para mí. Es una trampa para todos.
Palabra de honor que no me voy por
cansancio, aunque sea una lata dormirse todas las noches pensando en la
comida del día siguiente y hacer la compra a salto de mata cuando vienes del
trabajo y, a la larga, pesa mucho la manía de ver siempre un velo de polvo en
los muebles cuando me siento un rato en el sofá, y la perenne atracción hacia
la bayeta y la cera. Pero no es sólo por eso. No. Tampoco me voy porque esté
harta de poner la lavadora mientras me desabrocho el abrigo ni porque quiera
estar más libre para hacer carrera en mi trabajo. No. Hace ya mucho tiempo
que tuve que elegir una perpetua interinidad en mi profesión porque no podía
compatibilizar una mayor dedicación mental al trabajo profesional con la
lista de la compra. Me voy para enseñaros a compartir, pero sobre todo me voy
para ver si aprendo a delegar.
Porque si lo consigo, no volveré nunca
más a sentirme culpable cuando no saquéis notas brillantes o cuando se quemen
las lentejas o cuando alguno no tenga camisa planchada que ponerse.
La culpa de que sea imprescindible en
casa es sólo mía, así que desapareciendo yo por unos días, os daréis cuenta
vosotros de que la monarquía doméstica es fácilmente derrocable y quizá yo
pueda aprender la humildad necesaria para ser, cuando vuelva, una más entre
la plebe.
Cuando encontréis la naftalina no dejéis
de avisarme. Seguro que para entonces yo también habré aprendido a no ser tan
excesivamente buena. Puede ser que ese día no nos queramos más, pero seguro
que nos querremos mejor. Besos. Mamá.
C. de Santos - "Ser Humano"
¿Qué tenemos que decir? Después de leer
con responsabilidad esta carta y reflexionar, no sólo para comprender las
verdades que se cuentan en ella y escribir en los comentarios opiniones sin
sentido, sino para tomar una postura que implique cambios en nuestras
conductas diarias. Escribe tus compromisos personales.
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CONOCE EL C.P.R. IZNÁJAR NORTE
viernes, 8 de marzo de 2013
CARTA DE UNA MADRE
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