«Hay que pasar por un colegio
rural para aprender la esencia de la educación en las aldeas»
Cuando ha
pasado poco más de medio año desde su acceso al cargo, y en la semana en la que
más ha destacado su figura gracias a una anécdota que ha sido la comidilla en
las redes sociales, la delegada de Educación, Esther Ruiz, realiza un pequeño
balance de su experiencia desde agosto y de su carrera como profesora en
diversos colegios.
¿Cómo se
trabaja en esos colegios rurales?
Pues te dan
un horario y los especialistas a lo mejor el lunes tenemos que ir a tres aldeas
entre nueve y dos de una a otra con tu coche. Más de una vez lo han rodeado
rebaños de ovejas (ríe). En las aldeas hay colegios que se llaman centros
unitarios. Y cuando llegábamos los especialistas era la alegría, porque
llevábamos la música, el inglés la educación física... a niños que a lo mejor
viven con cuarenta personas en esa aldea. En Posadilla me acuerdo de que
teníamos una clase con 9 niños de cursos diferentes. Teníamos alumnos de tres
años, luego una joroba, que así llamamos a lo cursos donde no hay alumnos, y
luego otros de primeros, segundo y tercero.
¿Cómo se
hace para dar clase a niños de edades diferentes?
No es nada
fácil. Siempre digo que hay que pasar por un colegio rural para aprender la
esencia de la educación en las aldeas. Es otra forma de ver la enseñanza.
Además los niños... absorben, porque ven una oportunidad en la educación.
Dice que
los maestros deberían pasar por esa enseñanza rural¿Qué aporta?
Aprendes a
trabajar con unos alumnos con una nobleza, un respeto y una cercanía enormes al
maestro. El maestro tiene un reconocimiento especial, los padres agradecen el
trabajo muchísimo. Además la Asociación de Padres y Madres está implicadísima.
El colegio es como el motor social de la aldea. Y luego aprendes a coordinarte
de forma extrema, y esto es importantísimo, porque en El Porvenir, La Coronada
y Ojuelos Altos, por ejemplo, tienes que estar dando la misma clase, el mismo
tema y a la misma hora. Por eso el centro José Alcolea me pareció una
experiencia única.
El colegio
es el motor social de la aldea
Decía que
José Alcolea fue para usted un padre educativo. Hábleme de él.
Era el padre
de las escuelas rurales. Una persona excepcional. Se implicaba hasta tal punto
que consiguió que muchas escuelas de aldeas tuvieran internet antes que otras
de núcleos con más población. Puso en marcha un sin fin de proyectos. En uno de
ellos los maestros elaborábamos el material curricular de infantil y el primer
ciclo de primaria, o sea, el libro de texto. Lo escribíamos los docentes. Decía
que lo que hubiese en cualquier colegio de la capital o de un pueblo tenía que
estar en las aldeas.
Supongo que
es una experiencia que deja huella.
Ahora hay
puestos específicos para los centro rurales, digamos que es por "voluntad
propia". Quien lo desee lo solicita. Antes no. Te tocaba. Y llegábamos
llorando cuando veíamos a dónde teníamos que ir... a La Cardenchosa, en mitad
de la sierra... y luego terminábamos llorando porque no nos queríamos ir de ese
centro por la magia que tenía. Además estaban las actividades comunes. Por
ejemplo yo me encargaba de las actuaciones musicales y ponía a cantar a las ocho
aldeas, todos juntos, habiendo ensayado sólo ese día (ríe).
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